La presión hidrostática y la temperatura del agua influyen en las respuestas fisiológicas agudas después de la práctica deportiva. Dentro de la práctica deportiva, la hidroterapia posterior al ejercicio se realiza de manera habitual con el objetivo de mejorar el proceso de recuperación aguda tras competiciones y entrenamientos. A la hora de escoger la mejor opción se nos presentan diferentes opciones, destacando la inmersión en agua caliente y la inmersión en agua fría, teniendo cada una efectos positivos y negativos. Hoy realizamos un breve análisis para facilitarnos la elección de la mejor estrategia para nuestro deportista en función de cada momento.
La inmersión en agua caliente principalmente provoca un aumento de la temperatura cutánea y subcutánea, induciendo una vasodilatación periférica con el subsecuente incremento en el flujo sanguíneo. El consiguiente incremento en la permeabilidad celular, linfática y vasos capilares puede conducir a un aumento en la tasa metabólica, transporte de nutrientes y aclarado de productos de desecho. Diferentes autores resaltan un aumento en la actividad enzimática favoreciendo la recuperación de los depósitos de glucógeno. Si analizamos su efecto tras un entrenamiento de fuerza, la inmersión en agua caliente ayuda a reducir la pérdida de fuerza y potencia posteriores a la realización de ejercicios isométricos. Por otro lado, bajo un entrenamiento bajo contracciones excéntricas, se reportó una disminución en los niveles de creatinkinasa. En cuanto a la percepción del dolor, es de gran ayuda gracias a un efecto analgésico en el sistema nervioso, además, ayuda a favorecer el proceso de recuperación natural del cuerpo, incrementando la calidad del descanso y reduciendo la percepción de fatiga en atletas.
La inmersión en agua fría incluye sumergir todo el cuerpo, o partes del cuerpo, excluyendo la cabeza, entre rangos que incluyen 8 y 20ºC durante un tiempo oscilante entre los 5 y los 30 minutos. Aplicada de manera regular tras realizar un ejercicio de fuerza puede afectar negativamente en la síntesis de proteína miofibrilares, una regulación negativa de la actividad y proliferación de células satélite y las vías de señal de la hipertrofia.
Si comparamos ambas estrategias a lo largo de una temporada en jugadores de rugby encontramos que:
La aplicación a lo largo de una temporada en jugadores de rugby, la inmersión en agua caliente provocó una reducción moderada en la citocina antiinflamatoria IL-1ra y la CK, mientras que también tuvo efectos positivos en los factores de crecimiento PDGF-BB e IGF-1.
La aplicación de inmersión a lo largo de una temporada en agua fría en jugadores de rugby provocó reducciones en los niveles de CK y aumentos en la proteína de choque térmico HSP-72.
Las diferentes estrategias de inmersión en agua pueden provocar reducciones en los marcadores de daño muscular. El uso de agua caliente aumenta la circulación del factor de crecimiento sistémico, mientras que la aplicación de agua fría aumenta la circulación de proteína de choque térmico. Los profesionales que trabajan con atletas deben tener en cuenta las respuestas individuales en búsqueda del punto ideal de adaptación de cada deportista.
Bibliografía:
Jackman JS, Bell PG, Van Someren K, Gondek MB, Hills FA, Wilson LJ and Cockburn E (2023), Effect of hot water immersion on acute physiological responses following resistance exercise. Front. Physiol. 14:1213733. doi: 10.3389/fphys.2023.1213733.
Horgan BG, West NP, Tee N, Halson SL, Drinkwater EJ, Chapman DW, Haff GG. Effect of repeated post-resistance exercise cold or hot water immersion on in-season inflammatory responses in academy rugby players: a randomised controlled cross-over design. Eur J Appl Physiol. 2024 Apr 13. doi: 10.1007/s00421-024-05424-3. Epub ahead of print. PMID: 38613679.